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martes, 23 de marzo de 2010

JOSÉ HELBERT BUITRAGO CORTES 1ª Parte

FLIACIÓN POLÍTICA

Cuando tuve uso de razón, me pude enterar de la existencia de dos partidos políticos, el liberal y el conservador. Despectivamente a quienes pertenecían al partido liberal, les decían "cachiporros", en tanto que a los conservadores se les conocía como "godos".

Mi madre pertenecía a una familia liberal y mi padre a una familia conservadora. Las mujeres, ni siquiera tenían derecho a que se les expidiera cédula de ciudadanía, y por lo tanto sus derechos políticos eran nulos. A más de que la sumisión a los maridos, las obligaba a seguir, o por lo menos a resignarse a lo que el hombre dispusiera en relación a las actividades de la política.

Mi padre se dedicó a orientar a las juventudes, para que se afiliaran al partido conservador, les colaboraba para que al cumplir los 21 años de edad, les fuera expedida la cédula de ciudadanía, con la cual pudieran ejercer el voto, tanto en las elecciones para Presidente de la República, como para congresistas, pero naturalmente para elegir únicamente "godos".

Los representantes de la iglesia católica, colaboraban en esa actividad de conservatizar a los jóvenes, por cuanto a los liberales los había excomulgado.

Esa actividad continua e infatigable de mi padre, hizo que se convirtiera en blanco de la ignominia liberal, que asesinaban a cuanto conservador se les atravesara. La persecución de estos a los conservadores constituía una real masacre, además de despojarlos de sus pocos bienes, desterrarlos de sus regiones y en general, propender por su eliminación total.

Fue mi padre uno de los más afectados por esa violencia polí¬tica, al punto que le fue imposible conseguir que alguno de sus hijos se convirtiera en verdaderos profesionales. Las más estudiadas de las hijas, fueron norma-listas y posterior mente se dedicaron al servicio del magisterio.

La pobreza en que falleció mi distinguidísimo padre, fue real mente muy notoria, y la misma suerte corrió mi inolvidable madre.

En ese ambiente tortuoso, pasé mis primeros años y cuando cumplí los 21 años, obtuve la cédula de ciudadanía, que me daba derecho al menos a participar con mi voto en las elecciones. Y desde luego, esos primeros votos fueron para candidatos conservadores, inducido por mi padre.

Años después, tuve que colaborar con investigaciones, en numerosos procesos penales que se adelantaban contra dirigen¬tes conservadores, por masacres y asesinatos de liberales, incluyendo mujeres y niños. Recuerdo de un proceso que se adelantó contra un señor que respondía al nombre de DOMINGO conservador y jefe de un grupo de malhechores que se hacían llamar "Chulavitas". Acompañado de señores que conformaban ese grupo, recorrían las veredas, secuestraban a todo aquel que fuera liberal, lo conducían a un precipicio de más de trescientos metros de elevación, allí los amarraban de pies y manos y en presencia de sus madres, de sus esposas e hijos los arrojaban al abismo. Sus cuerpos despedazados caían a un rio que se llama Lengupá en el municipio de Miraflores en el Departamento de Boyacá. Fueron incontables las personas que murieron de esa tan atroz manera, por el simple hecho de pertenecer al partido liberal. De nada servían las súplicas y llantos de esas infortunadas personas.

Conocí otro caso de un jefe conservador, que se llamaba MIGUEL, quien se dedicó con otros godos, a matar y a robar a los liberales del municipio de Yacopí, en el Departamento de Cundinamarca. Cierto día invitó a un campesino a que lo acompañara a esa actividad delictiva, y como se negara, suplicándole que no lo comprometiera en esa actividad, le respondió con la frase que se me grabó en la memoria "El que no sirve para matar, sirve para que lo maten, y el que no sirve para robar, sirve para que lo roben ", y sin mas ni mas, le pegó dos tiros en la cabeza que le causaron la muerte en forma instantánea.

Millones de delitos cometieron tanto liberales como conservadores, en distintas etapas de la vida nacional, que el sólo hecho de recordar esas vivencias, me atemorizan y hace que me cause repudio y odio infinito a esos dos partidos, que por desgracia aún dirigen la política, desde el gobierno, desde el poder legislativo y aún desde el poder judicial, que se ha politizado en forma innegable.

A partir de la Constitución de 1.991, se formaron un considerable número de partidos políticos, cuyos jefes son iguales o aún peores a los liberales y conservadores.

Todas las desgracias que suceden en este país, tales como miseria, concentración del poder y del capital en unas pocas familias de godos, cachiporros y otros partidos, son producto de la ignominia de esos dirigentes.

Pero además, los actores de las guerrillas y paramilitares, hacen mayormente grave la situación de la inmensa mayoría de los colombianos que somos personas de bien, en todo el sentido de la palabra.

Por todas las anteriores reflexiones, he llegado al convencimiento de que resulta vergonzoso pertenecer a un partido político. Los votos que he depositado en las urnas, de nada han servido, como no han servido los de las personas que se dejan creer de las promesa electoreras de los políticos.

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